Un espacio de reflexión dominical para las familias ofrecido por el P. Freddy Ramírez, cmf.
sábado, 14 de noviembre de 2015
LA HORA DE DIOS
Domingo 15 de Noviembre de 2015
33º Domingo Ordinario
San Marcos 13,24-32: “Se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria”.
Estimados hermanos y hermanas, que la luz matinal del domingo que nos amanece, recuerdo vivo de la resurrección del Señor, les anime a celebrar la vida y el amor familiar con espíritu renovado.
Estamos por finalizar el año litúrgico y la Iglesia nos ofrece en este día un fragmento del llamado discurso apocalíptico o escatológico de Jesús. Este tipo de literatura apocalíptica (“revelación de Dios”) o escatológica (“que habla de las cosas últimas”) suele surgir en épocas en que el pueblo sufre persecución y calamidad; se trata de un género literario religioso que pretende despertar la esperanza en los pueblos que sobreviven a los embates de la injusticia y la opresión de los imperios. Estos escritos se encuentran, por ejemplo, en el libro de Daniel, en algunas cartas paulinas y en el Apocalipsis de San Juan.
¿Qué mensajes transmite este estilo de profecía?
- En primer lugar, que Dios es el Señor de la Historia: en sus manos está el destino de la humanidad y ninguna institución, por grande y poderosa que sea, podrá regir el futuro de los hijos e hijas de Dios. Por eso en el episodio de este domingo Jesús dice El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
- No hay que prestar oído a los falsos profetas: Muchas personas usurparán el nombre del Mesías, alardeando de prosperidad y bienestar para sostener un sistema de injusticia. Son falsos profetas del ámbito religioso, político y comercial que reniegan y blasfeman contra la cruz del Mesías, el Siervo Sufriente. Cuando se habla de futuro sin Dios, felicidad individual, prosperidad sin justicia social y salvación sin comunidad se blasfema contra la cruz de Cristo.
- La tierra sufre las consecuencias del comportamiento humano: Somos parte de una gran sinfonía iniciada por el Creador del Universo. Cuando el ser humano se entrega a la maquinaria de la muerte y arremete contra sus hermanos y contra la misma creación, la Tierra “se despierta” y entra en un caos inacabable. La enfermedad, el hambre, los desastres naturales y las señales del cielo no son castigos divinos, sino consecuencias del actuar degenerado del hombre.
- Los hijos e hijas de Dios somos defensores de la vida: Por el bautismo estamos llamados a resistir al sistema y defender la vida en armonía que procede del amor de Dios. Persecución y cárcel, martirio serán los distintivos por los que seremos reconocidos como seguidores de Cristo en la historia. Por eso, no podemos acallar nuestra voz profética ante un mundo asesino y descreído. El Señor nos llama a estar atentos a los signos de los tiempos. Nuestra palabra y testimonio serán el anticipo del mundo nuevo que surge en medio de “dolores de parto”. Debemos mantenernos firmes en el cuidado y defensa de la vida.
Permitamos que la hora de Dios sea hoy y que podamos experimentar a plenitud en nuestras familias la vida nueva del Reino que Jesús nos prometió. Este es el tiempo oportuno.
Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.
sábado, 7 de noviembre de 2015
DAR LA VIDA ENTERA
Domingo 8 de noviembre de 2015
32º Domingo Ordinario
San Marcos 12,38-44: “Dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”
Estimados hermanos y hermanas, mi saludo sincero para cada uno de ustedes, deseando que la fuerza del resucitado les mueva a ser cada día mejores discípulos y discípulas del Reino.
La Liturgia de la Palabra nos presenta en el Evangelio a dos tipos de personas con diferentes maneras de ser y de actuar. Por un lado, los escribas con su comportamiento falso e hipócrita; y por otro, la pobre viuda, que entrega todo lo que tenía para vivir en la ofrenda del templo.
Dos clases de personas que encarnan también dos religiosidades, dos actitudes espirituales contrapuestas. La auténtica religiosidad a la luz de la fe no es precisamente la de aquellos que se sirven de su condición social, real o figurada, para sobresalir. Es más bien la religiosidad encarnada por una mujer del pueblo, viuda, pobre, de gran generosidad, que se entrega y dona cuanto tiene, la que propone Jesús como modelo de discípulo.
Aparentar ante los demás, quedar mejor que los vecinos, estar al último grito de la moda… son algunas de las inquietudes que la sociedad de consumo ponen a frente a nuestros ojos y que solemos hacer nuestras. Por otra parte, sentirse mejor que los demás, compararse con los otros, siempre ha sido una tendencia negativa del ser humano que enfrenta las personas unas con otras en las ideas, las culturas, las maneras de expresarse y las ideologías. Vivimos envueltos en un cascarón ficticio que se rompe con facilidad a la hora de la prueba.
Una pregunta que obligatoriamente nos deberíamos hacernos hoy es ¿qué somos capaces de dar nosotros? Sabemos que no se trata sólo de unas monedas, y menos si son de las que sobran. Es compartir con nuestra familia y con nuestro prójimo tiempo, cariño, escucha, apoyo, sabiduría, alegría, fe, acogida, atención.
Dice el maestro espiritual M. Quoist: “Tengo miedo de lo que doy, pues me esconde lo que no doy”. ¿Qué cosas no somos capaces de dar todavía? Ojalá que como la viuda del Evangelio seamos generosos y demos la vida entera por el Reino, sin esperar recompensas que se lleva el viento. Este es el tiempo oportuno.
Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.
Imagen tomada de google.com
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