4º Domingo de Adviento - Ciclo B
San Lucas 1,26-38: “El Ángel entró en su casa y la
saludó, diciendo: ¡Alégrate!”
Estimados
hermanos y hermanas, estamos a unos cuantos días de celebrar la Navidad. Que la
gracia y la paz del Mesías ya cercano llene sus hogares.
El texto
evangélico que se nos propone en este domingo tiene una brillantez única. Se
nos narra con gran belleza la visita del Ángel Gabriel a María. La escena se
ubica en Nazaret, un pueblo desconocido para los escritos proféticos… una aldea
de campesinos, cuyo nombre traducido al español sería “La Florecilla”. Así es
el pueblo de María, un pueblo ignorado, pobre, sin la grandeza arquitectónica
del mundo antiguo. En la humildad de aquellos habitantes conservaba la
esperanza del resto de Israel. Dios pronunció en el saludo dirigido a aquella
joven nazarena su palabra salvadora para el mundo entero: “¡Alégrate!”. La
alegría y la vida del Reino se anuncia hoy para los que crean y se fíen en Él.
María se siente
desconcertada. ¿Qué significa tal saludo? La respuesta del Ángel pone en
evidencia cómo Dios cuenta con la humanidad para realizar su obra: no nos salva
por un acto frío y displicente, sino asumiendo nuestra pequeñez con amor
desbordante. La vida del mundo nuevo empieza a germinar en el corazón y la
virginidad de una mujer del pueblo que sabe decir sí a los designios del Padre y
se entrega por completo. Dios ha pronunciado a Verbo en el universo y ha
encontrado eco resonante en el corazón disponible de Santa María. Brota la vida
en abundancia para todos desde la casita de Nazaret…
En estos días
propongámonos como familia compartir con los demás los bienes y talentos
recibidos del Señor. Sigamos el ejemplo de nuestra dulce Madre, que no se
guarda nada para sí, y que se entrega totalmente para que Dios forje en desde
ella la salvación. Solidaricémonos con aquellos “Nazaret” olvidados, donde
abunda la pobreza, y donde, paradójicamente, aún perdura la fe. Oremos por
aquellas comunidades perseguidas por el nombre de Cristo y que se mantienen
resistentes al odio y fieles al Evangelio. Construyamos familias y parroquias
donde la vida sea valorada y respetada. Que la luz de la anunciación siga
llegando hasta los confines de la tierra.
Este es el
tiempo oportuno.
Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.
