domingo, 6 de diciembre de 2015

ESTÁ CERCA NUESTRA SALVACIÓN



Domingo 6 de diciembre de 2015
2º Domingo de Adviento
San Lucas 3,1-6: “Todos verán la salvación de Dios”

Hermanos y hermanas, que la luz radiante de este día les llene de esperanza en este camino del Adviento. Que este día sus familias compartan la alegría de vivir desde Dios.

La liturgia de este domingo nos presenta la figura de Juan el Bautista llamando a la conversión al pueblo de Dios para preparar la venida del Mesías.

El evangelista describe cómo la Palabra de Dios fue dirigida a Juan en un momento histórico de crisis: el del dominio del imperio romano; y en un lugar especial: el desierto. Y es que Dios, el Señor de la Historia, sabe responder al ser humano en momentos de prueba, cuando todo parece un callejón sin salida. Para ello se vale de gente sencilla y pobre para abrir el camino de la salvación. Cuando ya no hablaban los profetas y parecía que Dios se había quedado mudo en el pasado, surge el profeta Juan con el fuego la Palabra Divina llamando a la conversión y conmoviendo a todo el país.

El mensaje de Juan fue claro: enderezar caminos, rellenar valles, rebajar montañas… es decir, vivir en igualdad y dignidad, como hijos de un mismo Padre. El proyecto del Mesías Jesús, lo que llamamos “Reino de Dios”, se comprenderá desde esta perspectiva de fraternidad universal.

Dios sabe dialogar y nos llama para que seamos sus profetas de esperanza como lo fue Juan el Bautista. Nuestras familias cumplen un papel profético en la Iglesia y en la sociedad, afirmando de palabra y de obra que el amor sigue siendo posible a pesar de las pruebas. No durmamos. No perdamos de vista nuestra misión. Dios espera mucho de nosotros.

Quisiera dar una palabra para aquellas familias resquebrajadas por el egoísmo, el odio o la violencia. Hermanos y hermanas, cuando todos nuestros problemas parecen ya sin solución y sin salida, Dios es capaz de intervenir en nuestra vida y dar una respuesta. A nosotros nos toca dar el aporte de nuestra fe. Para ello, debemos pedir como hijos a nuestro Padre del cielo aquello que más necesita nuestra familia. Dios no niega nunca su Espíritu Santo a aquellos que se lo piden con un corazón confiado. Permite que el Señor te muestre el camino. En este Adviento la vida renace. Levanta la mirada, está cerca nuestra salvación. Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

sábado, 14 de noviembre de 2015

LA HORA DE DIOS



Domingo 15 de Noviembre de 2015
33º Domingo Ordinario 
San Marcos 13,24-32: “Se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria”.

Estimados hermanos y hermanas, que la luz matinal del domingo que nos amanece, recuerdo vivo de la resurrección del Señor, les anime a celebrar la vida y el amor familiar con espíritu renovado.

Estamos por finalizar el año litúrgico y la Iglesia nos ofrece en este día un fragmento del llamado discurso apocalíptico o escatológico de Jesús. Este tipo de literatura apocalíptica (“revelación de Dios”) o escatológica (“que habla de las cosas últimas”) suele surgir en épocas en que el pueblo sufre persecución y calamidad; se trata de un género literario religioso que pretende despertar la esperanza en los pueblos que sobreviven a los embates de la injusticia y la opresión de los imperios. Estos escritos se encuentran, por ejemplo, en el libro de Daniel, en algunas cartas paulinas y en el Apocalipsis de San Juan.

¿Qué mensajes transmite este estilo de profecía? 

- En primer lugar, que Dios es el Señor de la Historia: en sus manos está el destino de la humanidad y ninguna institución, por grande y poderosa que sea, podrá regir el futuro de los hijos e hijas de Dios. Por eso en el episodio de este domingo Jesús dice El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 

- No hay que prestar oído a los falsos profetas: Muchas personas usurparán el nombre del Mesías, alardeando de prosperidad y bienestar para sostener un sistema de injusticia. Son falsos profetas del ámbito religioso, político y comercial que reniegan y blasfeman contra la cruz del Mesías, el Siervo Sufriente. Cuando se habla de futuro sin Dios, felicidad individual, prosperidad sin justicia social y salvación sin comunidad se blasfema contra la cruz de Cristo.

- La tierra sufre las consecuencias del comportamiento humano: Somos parte de una gran sinfonía iniciada por el Creador del Universo. Cuando el ser humano se entrega a la maquinaria de la muerte y arremete contra sus hermanos y contra la misma creación, la Tierra “se despierta” y entra en un caos inacabable. La enfermedad, el hambre, los desastres naturales y las señales del cielo no son castigos divinos, sino consecuencias del actuar degenerado del hombre.

- Los hijos e hijas de Dios somos defensores de la vida: Por el bautismo estamos llamados a resistir al sistema y defender la vida en armonía que procede del amor de Dios. Persecución y cárcel, martirio serán los distintivos por los que seremos reconocidos como seguidores de Cristo en la historia. Por eso, no podemos acallar nuestra voz profética ante un mundo asesino y descreído. El Señor nos llama a estar atentos a los signos de los tiempos. Nuestra palabra y testimonio serán el anticipo del mundo nuevo que surge en medio de “dolores de parto”. Debemos mantenernos firmes en el cuidado y defensa de la vida.

Permitamos que la hora de Dios sea hoy y que podamos experimentar a plenitud en nuestras familias la vida nueva del Reino que Jesús nos prometió. Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

sábado, 7 de noviembre de 2015

DAR LA VIDA ENTERA



Domingo 8 de noviembre de 2015
32º Domingo Ordinario
San Marcos 12,38-44: “Dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir”

Estimados hermanos y hermanas, mi saludo sincero para cada uno de ustedes, deseando que la fuerza del resucitado les mueva a ser cada día mejores discípulos y discípulas del Reino.

La Liturgia de la Palabra nos presenta en el Evangelio a dos tipos de personas con diferentes maneras de ser y de actuar. Por un lado, los escribas con su comportamiento falso e hipócrita; y por otro, la pobre viuda, que entrega todo lo que tenía para vivir en la ofrenda del templo.

Dos clases de personas que encarnan también dos religiosidades, dos actitudes espirituales contrapuestas. La auténtica religiosidad a la luz de la fe no es precisamente la de aquellos que se sirven de su condición social, real o figurada, para sobresalir. Es más bien la religiosidad encarnada por una mujer del pueblo, viuda, pobre, de gran generosidad, que se entrega y dona cuanto tiene, la que propone Jesús como modelo de discípulo.

Aparentar ante los demás, quedar mejor que los vecinos, estar al último grito de la moda… son algunas de las inquietudes que la sociedad de consumo ponen a frente a nuestros ojos y que solemos hacer nuestras. Por otra parte, sentirse mejor que los demás, compararse con los otros, siempre ha sido una tendencia negativa del ser humano que enfrenta las personas unas con otras en las ideas, las culturas, las maneras de expresarse y las ideologías. Vivimos envueltos en un cascarón ficticio que se rompe con facilidad a la hora de la prueba.

Una pregunta que obligatoriamente nos deberíamos hacernos hoy es ¿qué somos capaces de dar nosotros? Sabemos que no se trata sólo de unas monedas, y menos si son de las que sobran. Es compartir con nuestra familia y con nuestro prójimo tiempo, cariño, escucha, apoyo, sabiduría, alegría, fe, acogida, atención.

Dice el maestro espiritual M. Quoist: “Tengo miedo de lo que doy, pues me esconde lo que no doy”. ¿Qué cosas no somos capaces de dar todavía? Ojalá que como la viuda del Evangelio seamos generosos y demos la vida entera por el Reino, sin esperar recompensas que se lleva el viento. Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

Imagen tomada de google.com

sábado, 31 de octubre de 2015

EL CAMINO DE LA SANTIDAD



Domingo 1 de noviembre de 2015
Solemnidad de todos los santos
San Mateo 5,1-12a: Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo”

Queridos hermanos y hermanas, un saludo cordial para cada uno de ustedes que perseveran en el camino del Evangelio día a día. Que hoy brille para ustedes el amor fiel del Señor.

Este domingo coincide con la Solemnidad de todos los Santos, fiesta en la que celebramos a todos los héroes de la fe, a aquellos que con su testimonio hicieron brillar la alegría de la resurrección en su momento histórico. Recordamos a  aquellas personas que gozan ya del premio del Dios en el Reino y, a la vez, nos comprometemos a vivir el proyecto del Evangelio en nuestro cada día, hasta llegar a la meta de ser perfectos como el Padre del cielo es perfecto en la misericordia.

La Palabra que se nos proclama en esta jornada gira entorno a las bienaventuranzas de Jesús, que son el nuevo decálogo, la nueva ley del cristiano. Se trata de un camino propositivo y desafiante al orden egoísta de nuestro mundo, que parte del asumir las realidades negativas de la vida como camino de trasformación. La pobreza, la adversidad, la aflicción, el hambre y la sed de justicia, la persecución son asumidas desde Jesús como la vía que conduce a la verdadera felicidad, la que no se marchita, la que nos edifica como verdaderos hijos de Dios.

¿Será real que podamos ser felices sumergidos en tales circunstancias? La promesa del Maestro es que sí seremos felices. Cuando avanzamos según el espíritu de Cristo la vida entera es contemplada desde otra perspectiva, y empezamos a distinguir entre lo que es esencial y lo que es pasajero; lo que es realmente importante y lo que es desechable y superficial en la vida. Quien goza de la providencia de Dios y se fía de su amor, lo tiene todo, y va convirtiéndose en un verdadero santo al dar a los demás de la abundancia que ha recibido de gratuitamente.

Ser santo es ser amigo de Dios. Muchas personas consideran a Dios como un desconocido, o incluso alguien que trama su fracaso existencial con sus designios arbitrarios. Sin embargo, Jesús nos enseña que Dios es un Papá de amor infinito, que nos conoce y que está empeñado en nuestra causa. Es un Papá que conoce nuestras necesidades y sale de sí mismo a nuestro encuentro para darnos vida plena.

¿Es posible ser santo en la cotidianidad de la familia? ¡Claro que sí! La familia es la primera escuela donde aprendemos el abecedario de la fe, de la esperanza y el amor. Desde esas virtudes se construye la santidad en la lucha de cada día, en el servicio desinteresado, en el testimonio de fidelidad, en el perdón ofrecido. Dios hace su obra incluso donde todo parece oscuridad. Muchos cristianos han llegado a la meta en ambientes totalmente adversos porque se han fiado en Aquél que nos ama. También tú y tu familia pueden alcanzar la santidad. 

Este es el tiempo oportuno.


Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

sábado, 24 de octubre de 2015

LA FE NOS LLEVA A LA LUZ


Domingo 25 de Octubre de 2015
30º Domingo Ordinario
San Marcos  10,46-52: “¿Qué quieres que haga por ti?”

Estimados hermanos y hermanas, es domingo. La luz recién amanecida nos habla de la presencia del Resucitado en nuestra historia. Permitamos que el Señor haga su obra hoy en nuestra familia.

En el Evangelio que se proclama en este día se nos presenta a una persona discapacitada y excluida como modelo de fe. En los domingos anteriores, un rico no fue capaz de abandonar sus posesiones y los discípulos estaban preocupados por ocupar los puestos de poder. Catequéticamente San Marcos ubica el milagro de la curación de este ciego para aleccionarnos sobre el paso decisivo que debemos dar para entrar en la vida del Reino: la fe.

Efectivamente, el ciego Bartimeo, en medio de su enfermedad (la ceguera), su exclusión (ser mendigo a la orilla del camino), del rechazo de la multitud que intenta callarlo… ve en Jesús la posibilidad de salir de su situación y por ello clama con voz potente para obtener misericordia. Bartimeo fue llamado por Jesús y fue capaz de dejar lo poco que poseía (arrojó su manto), experimentó la fuerza del amor que sana y se puso a seguir al Señor por el camino. En Bartimeo se hicieron realidad las palabras del magníficat: “Dios derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”; “a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide sin nada”.

Posiblemente como familias tenemos muchas posibilidades y medios para ser felices, sin embargo, no damos el paso decisivo de la fe y nos atamos a las riquezas pasajeras que simplemente acumulan la polilla de una vida superficial e injusta. Para seguir a Jesús hay que renunciar al espejismo de las posesiones y decir el sí rotundo de la fe. Hermanos y hermanas, si queremos un cambio en nuestra familia y ver la luz, tenemos que ser como Bartimeo y pedir misericordia. La propuesta de Jesús es siempre actual: que pasemos de la tiniebla a la luz, del borde del camino al centro, de la pasividad del mendigo al dinamismo de quien confía en Dios.

Quisiera dar una palabra también a aquellas familias que tienen en su hogar a personas con alguna discapacidad. En el hogar debe crearse un ambiente de amor, igualdad y respeto que permita que estos hermanos y hermanas crezcan y desarrollen sus propios talentos. El maltrato o el abandono se han convertido en factores que hieren la dignidad de estos seres humanos que llevan ya de por sí una carga muy pesada; no permitamos que nada de esto ocurra en nuestro hogar. Finalmente, enseñemos a nuestros pequeños a respetar a todas las personas, a ser solidarios y compasivos como lo fue Jesús con Bartimeo. Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

sábado, 10 de octubre de 2015

RIQUEZAS QUE DESHUMANIZAN


Domingo 11 de Octubre de 2015
28 Domingo Ordinario
San Marcos  10,17-30: “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!”

Queridas hermanos y hermanas: una vez más Jesús nos ofrece su Palabra vivificante, para seguir afianzando los lazos del amor en nuestro hogar.  Que este domingo sea la oportunidad para agradecer la cercanía del Dios Bueno.

El Evangelio de este día nos presenta a un hombre rico que se acerca a Jesús preguntándole qué debe hacer para alcanzar la vida eterna. Jesús le responde recordándole el camino de los mandamientos. El joven insiste diciendo que esos mandamientos los cumple desde pequeño. Y el Señor lo reta: vender todas sus pertenencias y darlas a los pobres. Esta propuesta de Jesús desborda de las expectativas del joven y éste prefiere dar marcha atrás porque poseía muchos bienes. Prefirió sus posesiones a la vida verdadera.

La conclusión de Jesús es sorprendente: “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!”. En aquella sociedad la abundancia de bienes era señal de bendición, la pobreza era considerada castigo divino. Por eso los discípulos se sorprenden y se preguntan quién podrá salvarse. Si el rico no fue capaz con la abundancia de sus bienes ¿quién podrá alcanzar la eternidad?

La propuesta de Jesús es clara y desafiante: salir de esa estrecha meta de la salvación individual y ocuparnos solidariamente de la vida y salvación de los pobres; que le sigamos en la construcción del Reino día a día, sin aferrarnos a posesiones que en definitiva son temporales. Cuando somos capaces de compartir los bienes nos humanizamos y brilla en nosotros la dignidad de hijos de Dios. El egoísmo nos aleja de Dios, y es la raíz de los males de la tierra.
                  
Solidaricémonos con nuestro prójimo con sencillez. No estamos llamados a ser sólo gente buena, sino gente creíble en el ejercicio de nuestro amor cristiano. Por otra parte, que ningún interés económico esté por encima de la dignidad y la felicidad de nuestra familia. El amor que compartamos, el cariño y el tiempo son la mayor riqueza que podemos ofrecer a nuestros seres queridos. Como dice el pensamiento popular:

El dinero puede comprar una casa, pero no un hogar.
El dinero puede comprar un reloj, pero no el tiempo.
El dinero puede comprar una cama, pero no el sueño.
El dinero puede comprar un libro, pero no el conocimiento.
El dinero puedo comprar un médico, pero no la salud.
El dinero puede comprar una posición, pero no el respeto.
El dinero puede comprar sangre, pero no la vida.
El dinero puede comprar sexo, pero no el amor.
El dinero puede comprar una cruz, pero no la salvación.

Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

sábado, 3 de octubre de 2015

FIDELIDAD QUE HUMANIZA


Domingo 4 de Octubre de 2015
27º Domingo Ordinario
San Marcos  10, 2-16: “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”

Estimados hermanos. Un nuevo domingo nos amanece y la luz de Dios nos abre paso a la posibilidad de ser mejores personas y mejores familias. Que este día sea aprovechado por nosotros para recibir la gracia de Dios.

En el Evangelio de hoy se aborda el tema del divorcio, ya controversial en el Israel de los tiempos de Jesús. Los fariseos, queriendo poner a prueba al Maestro de Nazaret, preguntan si es lícito que el hombre se divorcie de su mujer o no. Jesús remitiéndose al Génesis, señala que es en el matrimonio donde Dios trazó el camino de humanización para el varón y la mujer. “Dejar la propia casa”, “unirse al cónyuge”, “dejar de ser dos”, son expresiones que nos hablan de cómo el ser humano es capaz de renunciar a su propio ego para comprometerse en el amor.

El adulterio, el divorcio, el repudio de la mujer son distorsiones en la relación matrimonial que frustran del proyecto de Dios. Por eso Jesús, el nuevo Moisés, nos coloca en la órbita del amor gratuito y desinteresado; nos llama a ser como los niños que confían y esperan todo de sus padres, que aman con sinceridad y que aún no tienen desarrollada en sí la semilla del egoísmo, raíz del pecado. El Evangelio de Jesús plenifica el amor conyugal.

Nuestra sociedad es alérgica al compromiso. Muchas parejas ni siquiera se plantean el matrimonio eclesiástico; y viven sin fundamento, sin raíz. Las estadísticas son la mejor muestra de que el amor sin compromiso no tiene un futuro prometedor. E igual, un matrimonio sacramental sin fidelidad deshumaniza, violenta y está destinado al fracaso.

Hoy Jesús quiere tocar las fibras del corazón para humanizarnos, comprometernos y llevarnos a la felicidad. Ser fieles nos hace mejores seres humanos. Amar con amor exclusivo a la pareja prepara un futuro menos riguroso y solitario. Por eso, hay que cultivar el amor conyugal en los pequeños detalles, en la solidaridad, el cariño y el perdón.

A las parejas que les ha tocado vivir la pena del divorcio, Dios les sigue comunicando su Palabra y bendición. La Iglesia, como madre, quiere sanar las heridas surcadas en el alma de estas personas con el bálsamo de oración y el calor comunitario. Todos, como hijos e hijas de Dios, estamos llamados a ser buenos pastores y acoger a estos hermanos y hermanas que les ha tocado modificar sus vidas por la separación. Demostremos la calidad de nuestro amor cristiano y seamos compasivos como nuestro Padre del cielo es compasivo.

Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

viernes, 25 de septiembre de 2015

MOTIVO DE ESCÁNDALO


Domingo 27 de Septiembre de 2015
26º Domingo Ordinario
San Marcos 9,38-43.45.47-48: “Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe…”

Un saludo caluroso para todos ustedes, hermanos y hermanas. Seguimos recibiendo, al ritmo de la liturgia dominical, la riqueza de la Palabra de Dios que se ofrece a nuestras familias como fortaleza y alimento en el camino.

En la Palabra de este domingo se proclama la misericordia de Dios que desborda sus límites de actuación más allá del pensamiento de los discípulos. Afirma Jesús que “el que no está contra nosotros, está con nosotros”. El Dios del Reino no conoce fronteras, no se puede poner límite a su poderosa actuación.  

En la segunda parte del Evangelio Jesús instruye a los discípulos sobre los temas del escándalo y el pecado. Les alecciona en un tono severo, comenzando con una advertencia sobre la necesidad de no escandalizar a los pequeños que creen. El escándalo hay que entenderlo como poner trampas u obstáculos para hace caer al que no ve con claridad, al que es débil. Las consecuencias pueden ser muy serias: nos jugamos la vida eterna.

Por ello Jesús les habla metafóricamente acerca del pecado: la vida, el Reino de Dios, es lo más importante a lo que el ser humano puede aspirar; cualquier cosa que impida alcanzarlas  debe ser apartada. El pie y la pierna simbolizaban el dominio sobre alguien, y los ojos, la ambición desmedida. Nuestro cuerpo, nuestros miembros no han sido pensados para la maldad o la violencia. Nuestras capacidades están destinadas al servicio de los demás, empezando por los indefensos. Ser “ocasión de escándalo” nos aleja de la felicidad real y nos predestina al fracaso.

En muchos hogares el ejercicio de la autoridad ha justificado el uso de la violencia contra los menores. Esta violencia no se limita a los golpes; las humillaciones, los gritos, el abandono, forman parte de esta incomprensible y escandalosa tendencia de muchas familias. Se forjan en los hijos heridas imborrables; se menoscaba la autoestima, el amor a la vida, y la capacidad de ver el futuro con positividad. Ningún hogar cristiano debe permitirse vivir envuelto en la sombra de la fatalidad. Debemos arrancar las raíces del afán de poder y ambición desmedida. Nuestros hijos e hijas merecen vivir en un hogar armonioso, cimentado en la ley del amor.

Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

sábado, 19 de septiembre de 2015

SERVIR NOS HACE GRANDES


Domingo 20 de Septiembre de 2015
25º Domingo Ordinario
San Marcos  9,30-37: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”

Estimados hermanas y hermanos, llegue mi saludo cordial a todos ustedes a través de este medio que busca acercar a las familias a la lectura y meditación del evangelio dominical. Que en este día ustedes se sientan cada vez más cerca del Señor y de sus seres queridos.

La Palabra que hoy se proclama nos presenta Jesús atravesando la Galilea en compañía de sus discípulos. Él les comparte cómo tendrá que sufrir la pasión, al igual que todos los grandes profetas de Israel; la Buena Noticia del Reino de Dios será dada a luz con dolores de parto, en medio de la contradicción y el rechazo de las autoridades de la nación.

El estilo de vida que asume Jesús aún no ha sido asimilado por sus seguidores, su pensamiento está centrado en quién es el más grande, el más importante entre ellos. Esta idea se encuentra en total discordancia con el mensaje del Maestro que anuncia el cambio del mundo a través de la renuncia al poder asesino, egoísta y excluyente. Por eso, Jesús toma a un niño, ser totalmente indefenso y sin derechos en aquella sociedad, y se identifica con él: la suerte de los niños pobres será la misma del Mesías Servidor que cargará la cruz y sufrirá la muerte para otorgarnos la paz.

En nuestras familias se juega muchas veces el juego de la competitividad y la violencia, buscando los primeros puestos, esperando ser servidos. Según la enseñanza de Jesús nadie es más que nadie, todos poseemos la misma dignidad y merecemos respeto y consideración. Por ello, padres y madres están llamados enseñar a los hijos la importancia de colaborar en los quehaceres del hogar; la armonía se construye con el aporte de todos y todas. Cocinar, lavar, cuidar el orden, respetar los espacios, servir sin esperar a cambio no tiene una connotación masculina o femenina. Los conflictos cotidianos podrán ser superados fácilmente cuando todos estemos realmente implicados en la construcción de nuestra familia. En la medida de nuestras posibilidades podemos generar cambios cuando ejercemos la autoridad y hacer de nuestro hogar una semilla del gran campo del Reino de Dios. Este es el tiempo oportuno.

Este es el tiempo oportuno.


Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

sábado, 12 de septiembre de 2015

QUIÉN ERES, QUIÉN SOY


Domingo 13 de Septiembre de 2015
24º Domingo Ordinario
San Marcos 8,27-35: “¿Quién dice la gente que soy yo?”

Queridos hermanos y hermanas, reciban mi cordial saludo y mi deseo sincero de que en este domingo la luz de Dios llegue a sus vidas como un nuevo amanecer.

La Liturgia de la Palabra de este día nos presenta a Jesús caminando con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo. Es en ese contexto, fuera de las fronteras de Israel, donde Jesús lanza a los discípulos una pregunta trascendental sobre su propia identidad: “Según el parecer de la gente, ¿quién soy yo?”, “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Los discípulos, por su parte, responden a Jesús sobre las distintas ideas que tiene la gente sobre Él, pero es Pedro quien dará razón de su fe con estas palabras que aún tienen eco en nuestros días: “Tú eres el Mesías”.

La respuesta a esta pregunta del Señor la debemos ir actualizando cada uno de nosotros, pues de esa confesión personal depende toda nuestra vida. Se trata de acto de confianza irrenunciable e intransferible: si hemos sido transformados por la fuerza del Espíritu seremos capaces, como Pedro, de reconocer a Jesús como nuestro Señor, y estaremos dispuestos a cargar con la cruz de cada día.

De esta pregunta de Jesús sobre su propia identidad podemos inferir personalmente para nosotros la misma cuestionante: ¿Quién soy yo? En esta época de crisis de identidad la respuesta no puede dejarse pasar por alto. La sociedad de hoy ha vaciado de sentido la vida humana y la religión misma. ¿Quién soy yo como persona y como cristiano? ¿Quiénes somos como familia? ¿Cuál es el proyecto que Dios tiene sobre la historia del mundo? ¿Cómo debemos construir nuestro presente y cuál es el futuro que esperamos? La persona que carezca de estas respuestas dirige su vida desde la superficialidad y está destinada al fracaso.

Una vez más Jesús nos llama a seguirle con radicalidad. Su voz se dirige a nuestro corazón, en lo profundo de nuestra conciencia, donde se gestan las decisiones importantes de la vida. Debemos arriesgarnos a cargar con la cruz de cada día, reproduciendo en nuestros contextos vitales las palabras y las acciones de nuestro Maestro. Vivir como familias cristianas en un mundo adverso es una carga pesada y a veces heroica; sin embargo, si anhelamos experimentar la fuerza de la resurrección debemos perseverar en nuestros buenos propósitos. Llenémonos de amor y de fe para confesar sin vacilación: “Tú eres el Cristo de Dios; en tu vida, Señor, cobran sentido nuestras vidas”. Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez, cmf.

sábado, 5 de septiembre de 2015

ROMPER EL SILENCIO


Domingo 6 de Septiembre de 2015
23 Domingo Ordinario
San Marcos 7,31-37: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

Queridos hermanos y hermanas, nos amanece un nuevo domingo por gracia de Dios. Celebremos juntos en familia el don de la vida en la Eucaristía, centro y culmen de la vida cristiana.

En el Evangelio de hoy relata la curación de un sordo que tiene dificultad para hablar. En la mentalidad judía esta enfermedad equivalía a la misma muerte, pues el silencio de la sordera impedía escuchar y entrar en el conocimiento de la Ley y los profetas. El silencio de Dios y la marginación social lo sumergía en una vida sin esperanza.

El hombre, por intercesión de sus conocidos, es presentado ante Jesús para que lo sane. El Maestro lo lleva aparte, no desea exhibir al enfermo como solían hacer los curanderos de la época, ni hacer alarde de un acto de encantamiento; se comunica con él a partir del sentido del tacto: “le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua”, rompió su silencio con la caricia de la misericordia y abrió su hablar truncado con la palabra “Éfeta”, que significa “Ábrete”. El Mesías nos traza el camino de la libertad y nos permite acceder de nuevo a la comunicación con el Dios de la Alianza. “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

El Señor nos invita a este día a romper los silencios que hieren, a establecer nuevas redes de comunicación, de comprensión y de escucha. Muchos hogares no encuentran caminos de reconciliación por su incapacidad para dialogar. El diálogo es clave para el futuro de nuestras familias, pues desde él descubrimos las necesidades de los otros y las verdaderas intenciones del corazón.

Asimismo, se nos invita a escuchar y proclamar la Palabra que dignifica la vida de las personas. La acción misionera de Jesús en el Evangelio es progresiva,  contagiosa y siempre a favor de los que sufren. Como cristianos estamos llamados a hacer una opción radical por su mensaje de libertad, sin alianzas con el mal, convencidos de que juntos podemos transformar este mundo corrompido con la fuerza del amor. Este es el tiempo oportuno.


Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

sábado, 29 de agosto de 2015

LA VERDADERA PUREZA





Domingo 30 de Agosto de 2015
22 Domingo Ordinario
San Marcos 7,1-8.14-15.21-23: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”.

Hermanos y hermanas, feliz domingo. Que el Señor esté presente en todos los acontecimientos de sus vidas animándoles con la fuerza de su misericordia.

En este domingo, el Evangelio nos presenta a Jesús en medio de una controversia con los fariseos por el tema de las normas de pureza legal judía. Éstos cuestionan al Maestro sobre el porqué sus discípulos no se lavan las manos antes de comer. Los fariseos, en efecto, aferrados a la tradición de sus antepasados, realizaban una serie de purificaciones que no estaban relacionadas únicamente con el culto del templo sino, también con la cotidianidad. Su propósito era santificar todos los aspectos de la vida, incluso las normas de urbanidad. Sin embargo, en este afán, equipararon prácticamente los patrones sociales con la misma ley de Dios. Por ello, Jesús tacha a los fariseos de hipócritas, pues éstos tratan de esconder bajo una caricatura de santidad su corazón sumergido en el pecado.

Para Jesús, la pureza de corazón es lo más importante. Ningún acto exterior justifica al ser humano, sino aquello que brota de la profundidad de una vida arraigada en el amor. Cuando el corazón humano se entrega a la maldad se desvía del camino trazado por Dios y sólo la conversión podrá alcanzarle la gracia de una vida en santidad. Jesús nos invita a no vivir de caretas ni de falsas apariencias; la piedad divorciada de las obras de la justicia y misericordia nos engríe y nos aleja progresivamente de la voluntad divina. Un buen cristiano sabe conjugar siempre el amor a Dios con el amor al prójimo.

Las familias cristianas están llamadas a manifestar ante de la sociedad la belleza del mensaje de Jesús, la buena noticia de la libertad y del amor solidario, rompiendo con el paradigma mezquino del afán de poder. Con gestos de compasión realizados en familia las nuevas generaciones se adentrarán en el conocimiento de la verdadera ley de Cristo que se funda en la práctica de la misericordia. El Señor nos invita a caminar siempre por la vía del amor; un amor que no es poesía ni telenovela de mal gusto, sino la aventura sin igual del Reino de Dios que inaugura la fraternidad universal.

Pidamos al Señor que nos dé la gracia de adorarle con sinceridad desde lo profundo del corazón. Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.