viernes, 25 de septiembre de 2015

MOTIVO DE ESCÁNDALO


Domingo 27 de Septiembre de 2015
26º Domingo Ordinario
San Marcos 9,38-43.45.47-48: “Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe…”

Un saludo caluroso para todos ustedes, hermanos y hermanas. Seguimos recibiendo, al ritmo de la liturgia dominical, la riqueza de la Palabra de Dios que se ofrece a nuestras familias como fortaleza y alimento en el camino.

En la Palabra de este domingo se proclama la misericordia de Dios que desborda sus límites de actuación más allá del pensamiento de los discípulos. Afirma Jesús que “el que no está contra nosotros, está con nosotros”. El Dios del Reino no conoce fronteras, no se puede poner límite a su poderosa actuación.  

En la segunda parte del Evangelio Jesús instruye a los discípulos sobre los temas del escándalo y el pecado. Les alecciona en un tono severo, comenzando con una advertencia sobre la necesidad de no escandalizar a los pequeños que creen. El escándalo hay que entenderlo como poner trampas u obstáculos para hace caer al que no ve con claridad, al que es débil. Las consecuencias pueden ser muy serias: nos jugamos la vida eterna.

Por ello Jesús les habla metafóricamente acerca del pecado: la vida, el Reino de Dios, es lo más importante a lo que el ser humano puede aspirar; cualquier cosa que impida alcanzarlas  debe ser apartada. El pie y la pierna simbolizaban el dominio sobre alguien, y los ojos, la ambición desmedida. Nuestro cuerpo, nuestros miembros no han sido pensados para la maldad o la violencia. Nuestras capacidades están destinadas al servicio de los demás, empezando por los indefensos. Ser “ocasión de escándalo” nos aleja de la felicidad real y nos predestina al fracaso.

En muchos hogares el ejercicio de la autoridad ha justificado el uso de la violencia contra los menores. Esta violencia no se limita a los golpes; las humillaciones, los gritos, el abandono, forman parte de esta incomprensible y escandalosa tendencia de muchas familias. Se forjan en los hijos heridas imborrables; se menoscaba la autoestima, el amor a la vida, y la capacidad de ver el futuro con positividad. Ningún hogar cristiano debe permitirse vivir envuelto en la sombra de la fatalidad. Debemos arrancar las raíces del afán de poder y ambición desmedida. Nuestros hijos e hijas merecen vivir en un hogar armonioso, cimentado en la ley del amor.

Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

sábado, 19 de septiembre de 2015

SERVIR NOS HACE GRANDES


Domingo 20 de Septiembre de 2015
25º Domingo Ordinario
San Marcos  9,30-37: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”

Estimados hermanas y hermanos, llegue mi saludo cordial a todos ustedes a través de este medio que busca acercar a las familias a la lectura y meditación del evangelio dominical. Que en este día ustedes se sientan cada vez más cerca del Señor y de sus seres queridos.

La Palabra que hoy se proclama nos presenta Jesús atravesando la Galilea en compañía de sus discípulos. Él les comparte cómo tendrá que sufrir la pasión, al igual que todos los grandes profetas de Israel; la Buena Noticia del Reino de Dios será dada a luz con dolores de parto, en medio de la contradicción y el rechazo de las autoridades de la nación.

El estilo de vida que asume Jesús aún no ha sido asimilado por sus seguidores, su pensamiento está centrado en quién es el más grande, el más importante entre ellos. Esta idea se encuentra en total discordancia con el mensaje del Maestro que anuncia el cambio del mundo a través de la renuncia al poder asesino, egoísta y excluyente. Por eso, Jesús toma a un niño, ser totalmente indefenso y sin derechos en aquella sociedad, y se identifica con él: la suerte de los niños pobres será la misma del Mesías Servidor que cargará la cruz y sufrirá la muerte para otorgarnos la paz.

En nuestras familias se juega muchas veces el juego de la competitividad y la violencia, buscando los primeros puestos, esperando ser servidos. Según la enseñanza de Jesús nadie es más que nadie, todos poseemos la misma dignidad y merecemos respeto y consideración. Por ello, padres y madres están llamados enseñar a los hijos la importancia de colaborar en los quehaceres del hogar; la armonía se construye con el aporte de todos y todas. Cocinar, lavar, cuidar el orden, respetar los espacios, servir sin esperar a cambio no tiene una connotación masculina o femenina. Los conflictos cotidianos podrán ser superados fácilmente cuando todos estemos realmente implicados en la construcción de nuestra familia. En la medida de nuestras posibilidades podemos generar cambios cuando ejercemos la autoridad y hacer de nuestro hogar una semilla del gran campo del Reino de Dios. Este es el tiempo oportuno.

Este es el tiempo oportuno.


Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

sábado, 12 de septiembre de 2015

QUIÉN ERES, QUIÉN SOY


Domingo 13 de Septiembre de 2015
24º Domingo Ordinario
San Marcos 8,27-35: “¿Quién dice la gente que soy yo?”

Queridos hermanos y hermanas, reciban mi cordial saludo y mi deseo sincero de que en este domingo la luz de Dios llegue a sus vidas como un nuevo amanecer.

La Liturgia de la Palabra de este día nos presenta a Jesús caminando con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo. Es en ese contexto, fuera de las fronteras de Israel, donde Jesús lanza a los discípulos una pregunta trascendental sobre su propia identidad: “Según el parecer de la gente, ¿quién soy yo?”, “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Los discípulos, por su parte, responden a Jesús sobre las distintas ideas que tiene la gente sobre Él, pero es Pedro quien dará razón de su fe con estas palabras que aún tienen eco en nuestros días: “Tú eres el Mesías”.

La respuesta a esta pregunta del Señor la debemos ir actualizando cada uno de nosotros, pues de esa confesión personal depende toda nuestra vida. Se trata de acto de confianza irrenunciable e intransferible: si hemos sido transformados por la fuerza del Espíritu seremos capaces, como Pedro, de reconocer a Jesús como nuestro Señor, y estaremos dispuestos a cargar con la cruz de cada día.

De esta pregunta de Jesús sobre su propia identidad podemos inferir personalmente para nosotros la misma cuestionante: ¿Quién soy yo? En esta época de crisis de identidad la respuesta no puede dejarse pasar por alto. La sociedad de hoy ha vaciado de sentido la vida humana y la religión misma. ¿Quién soy yo como persona y como cristiano? ¿Quiénes somos como familia? ¿Cuál es el proyecto que Dios tiene sobre la historia del mundo? ¿Cómo debemos construir nuestro presente y cuál es el futuro que esperamos? La persona que carezca de estas respuestas dirige su vida desde la superficialidad y está destinada al fracaso.

Una vez más Jesús nos llama a seguirle con radicalidad. Su voz se dirige a nuestro corazón, en lo profundo de nuestra conciencia, donde se gestan las decisiones importantes de la vida. Debemos arriesgarnos a cargar con la cruz de cada día, reproduciendo en nuestros contextos vitales las palabras y las acciones de nuestro Maestro. Vivir como familias cristianas en un mundo adverso es una carga pesada y a veces heroica; sin embargo, si anhelamos experimentar la fuerza de la resurrección debemos perseverar en nuestros buenos propósitos. Llenémonos de amor y de fe para confesar sin vacilación: “Tú eres el Cristo de Dios; en tu vida, Señor, cobran sentido nuestras vidas”. Este es el tiempo oportuno.

Cordialmente, P. Freddy Ramírez, cmf.

sábado, 5 de septiembre de 2015

ROMPER EL SILENCIO


Domingo 6 de Septiembre de 2015
23 Domingo Ordinario
San Marcos 7,31-37: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

Queridos hermanos y hermanas, nos amanece un nuevo domingo por gracia de Dios. Celebremos juntos en familia el don de la vida en la Eucaristía, centro y culmen de la vida cristiana.

En el Evangelio de hoy relata la curación de un sordo que tiene dificultad para hablar. En la mentalidad judía esta enfermedad equivalía a la misma muerte, pues el silencio de la sordera impedía escuchar y entrar en el conocimiento de la Ley y los profetas. El silencio de Dios y la marginación social lo sumergía en una vida sin esperanza.

El hombre, por intercesión de sus conocidos, es presentado ante Jesús para que lo sane. El Maestro lo lleva aparte, no desea exhibir al enfermo como solían hacer los curanderos de la época, ni hacer alarde de un acto de encantamiento; se comunica con él a partir del sentido del tacto: “le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua”, rompió su silencio con la caricia de la misericordia y abrió su hablar truncado con la palabra “Éfeta”, que significa “Ábrete”. El Mesías nos traza el camino de la libertad y nos permite acceder de nuevo a la comunicación con el Dios de la Alianza. “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

El Señor nos invita a este día a romper los silencios que hieren, a establecer nuevas redes de comunicación, de comprensión y de escucha. Muchos hogares no encuentran caminos de reconciliación por su incapacidad para dialogar. El diálogo es clave para el futuro de nuestras familias, pues desde él descubrimos las necesidades de los otros y las verdaderas intenciones del corazón.

Asimismo, se nos invita a escuchar y proclamar la Palabra que dignifica la vida de las personas. La acción misionera de Jesús en el Evangelio es progresiva,  contagiosa y siempre a favor de los que sufren. Como cristianos estamos llamados a hacer una opción radical por su mensaje de libertad, sin alianzas con el mal, convencidos de que juntos podemos transformar este mundo corrompido con la fuerza del amor. Este es el tiempo oportuno.


Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.