Domingo 20 de Enero de 2013
2º Domingo Ordinario
San Juan 2,1-11.
“Hagan todo lo que él les diga”
Estimados hermanos y hermanas, mi saludo cordial, deseándoles que la presencia
de Dios esté bendiciendo sus hogares. Que en este día de resurrección ustedes
sientan la fuerza del amor que es capaz de transformarlo todo.
En el evangelio de este día se nos relata el primer signo milagroso en
la actividad pública de Jesús, con el cual “manifestó su gloria, y sus
discípulos creyeron en él”. La escena se realiza en un banquete de bodas, donde
Jesús, su Madre y los discípulos están invitados. En medio del festejo se acaba
el vino y María, que tiene un corazón atento las necesidades de los demás,
busca a su Hijo para avisarle de lo sucedido. “Mi hora no ha llegado todavía”,
dice Jesús; sin embargo su Madre manda a los sirvientes a hacer “todo lo que Él
diga”. Jesús manda a llenar las tinajas con agua y ésta se transforma en un vino
nuevo y tan exquisito que a todos sorprendió.
El vino es un elemento muy presente las fiestas de boda. Al alzar la
copa manifestamos los buenos deseos y bendiciones que ofrecemos al matrimonio
que inicia su camino. La nueva pareja y los invitados bebemos el vino, en común
alegría, afirmando con ello que el amor es posible.
No es vano que el evangelista proponga este signo milagroso como el
inicio de la misión de Jesús. Dios restaura en Jesús aquella primera relación
de pareja, la de Adán y Eva, que se frustró por el egoísmo y la ambición. Dios
pronuncia su palabra misericordiosa sobre toda la humanidad y quiere realizar
una nueva alianza en el amor con nosotros. Esta es la hora de Jesús, la hora de
la buena noticia para los que sufren el fracaso en sus vidas: Dios puede hacer
lo imposible para hacernos felices. La indicación de María nos recuerda la
historia del Éxodo, donde se mandó al pueblo a escuchar y a obedecer los
preceptos de la Alianza. Dios atraviesa la historia humana para transformarla
en una boda, donde abunda la alegría, donde la fe en el amor desbordante.
Muchos matrimonios están hoy urgidos de vino nuevo. Aquellas promesas
juradas ante el altar hoy se encuentran debilitadas y desgastadas. La invitación
del Señor en este día es para que renueven el brindis que festejó su unión
matrimonial. Las palabras de María, “hagan lo que Él les diga”, son portadoras
de esperanza para las parejas que ya no hayan sentido a su relación; la hora de
Jesús es vigente y actual. Confiemos en Él, dispongamos nuestras vasijas para
que el transforme aquél amor envejecido, en vino nuevo de felicidad. Venzamos nuestro
ego, abramos campo al Dios de la Alianza.
Este es el tiempo oportuno.
Cordialmente, su asesor, P. Freddy Ramírez Bolaños,
cmf.

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