domingo, 1 de septiembre de 2013

LLAMADOS A MARCAR LA DIFERENCIA


Domingo 1 de Septiembre de 2013
22º Domingo Ordinario
San Lucas 4,1.7-14: “Todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado”

Queridos hermanos y hermanas, iniciamos un nuevo mes. Que el paso del tiempo vaya marcando en todos nosotross la huella de la Palabra de Dios que transforma la vida.

En el Evangelio que se proclama este domingo Jesús va a comer a casa de uno de los principales fariseos. El gesto de comer juntos en el mundo judío es una expresión de comunión interhumana, e incluso, divina. En las comidas se establecían alianzas, se sellaban tratos, se fortalecían amistades. Por ello, cuando se invitaba a alguien a compartir la mesa éste debía ser de la misma condición social y económica, para no deshonrar la buena fama del anfitrión. En este episodio tan curioso, un fariseo abre las puertas de su casa a Jesús, quizás para conocer al profeta tan afamado por las multitudes, por la simple curiosidad o por la malicia de comprobar sus ideas falsas acerca de Él. Dice el texto, en efecto, que “ellos lo observaban atentamente”. Si tales eran las intenciones del fariseo, estaría desvirtuando un ritual familiar tan arraigado en la conciencia hospitalaria del pueblo de Israel.

Jesús, al ver el comportamiento de la gente que va ingresando a la casa para participar del convite, lanza una dura crítica a través de una parábola, poniendo en tela de juicio el buscar los primeros puestos, el ser apreciado y alabado por los demás, el invitar a comer a gente rica e importante para ser retribuidos… Conductas todas que habitualmente solemos practicar sin reflexión alguna y que, sin embargo, van generando exclusión, clases sociales, desprecio a los pobres. La sentencia de Jesús “todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” resume los valores que son realmente importantes para el Reino de Dios. Amar y servir al prójimo sin esperar nada a cambio son las notas características de la vida del Maestro que deben marcar, a la vez, nuestro comportamiento y nuestras relaciones. Por ello, estamos llamados a marcar la diferencia en este mundo frívolo, cada vez menos fraterno y hospitalario, cada vez menos humano.

Desde el seno de nuestras familias allanemos la senda de un mundo alternativo:
Ocupemos los últimos puestos: no busquemos una fama barata, a costa de “serruchar el piso” o “hacerle la cama” al prójimo. Seamos personas honestas, creíbles, intachables en la práctica de la justicia. No busquemos honores que no nos competen, ya que Dios sabe recompensar a su debido tiempo la nobleza del corazón humano.
Pensemos y actuemos a favor de los pobres: salgamos de nuestro círculo social, luchemos para que los pobres tengan cada vez más una mejor calidad de vida. Rechacemos el racismo, la xenofobia, el clasismo. Reconozcamos al prójimo como hermano y hermana sin distinción. Invitemos a comer a los pobres en nuestra mesa, como dice Jesús.

Así haremos de nuestra tierra algo semejante de lo que viviremos a plenitud en el Banquete eterno. Este es el tiempo oportuno.


Cordialmente, su asesor, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

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