22º Domingo Ordinario
San Lucas 4,1.7-14: “Todo el que ensalza será
humillado, y el que se humilla será ensalzado”
Queridos hermanos y hermanas, iniciamos un nuevo mes. Que
el paso del tiempo vaya marcando en todos nosotross la huella de la Palabra de
Dios que transforma la vida.
En el Evangelio que se proclama este domingo Jesús va
a comer a casa de uno de los principales fariseos. El gesto de comer juntos en
el mundo judío es una expresión de comunión interhumana, e incluso, divina. En las
comidas se establecían alianzas, se sellaban tratos, se fortalecían amistades. Por
ello, cuando se invitaba a alguien a compartir la mesa éste debía ser de la
misma condición social y económica, para no deshonrar la buena fama del anfitrión.
En este episodio tan curioso, un fariseo abre las puertas de su casa a Jesús, quizás
para conocer al profeta tan afamado por las multitudes, por la simple
curiosidad o por la malicia de comprobar sus ideas falsas acerca de Él. Dice el
texto, en efecto, que “ellos lo observaban atentamente”. Si tales eran las
intenciones del fariseo, estaría desvirtuando un ritual familiar tan arraigado
en la conciencia hospitalaria del pueblo de Israel.
Jesús, al ver el comportamiento de la gente que va
ingresando a la casa para participar del convite, lanza una dura crítica a
través de una parábola, poniendo en tela de juicio el buscar los primeros
puestos, el ser apreciado y alabado por los demás, el invitar a comer a gente
rica e importante para ser retribuidos… Conductas todas que habitualmente
solemos practicar sin reflexión alguna y que, sin embargo, van generando
exclusión, clases sociales, desprecio a los pobres. La sentencia de Jesús “todo
el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” resume los
valores que son realmente importantes para el Reino de Dios. Amar y servir al
prójimo sin esperar nada a cambio son las notas características de la vida del
Maestro que deben marcar, a la vez, nuestro comportamiento y nuestras
relaciones. Por ello, estamos llamados a marcar la diferencia en este mundo
frívolo, cada vez menos fraterno y hospitalario, cada vez menos humano.
Desde el seno de nuestras familias allanemos la senda
de un mundo alternativo:
Ocupemos los últimos puestos: no busquemos una fama barata, a costa de “serruchar el
piso” o “hacerle la cama” al prójimo. Seamos personas honestas, creíbles,
intachables en la práctica de la justicia. No busquemos honores que no nos
competen, ya que Dios sabe recompensar a su debido tiempo la nobleza del corazón
humano.
Pensemos y actuemos a favor de los pobres: salgamos de nuestro círculo social, luchemos para que
los pobres tengan cada vez más una mejor calidad de vida. Rechacemos el
racismo, la xenofobia, el clasismo. Reconozcamos al prójimo como hermano y
hermana sin distinción. Invitemos a comer a los pobres en nuestra mesa, como
dice Jesús.
Así haremos de nuestra tierra algo semejante de lo que
viviremos a plenitud en el Banquete eterno. Este es el tiempo oportuno.
Cordialmente, su asesor, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

No hay comentarios:
Publicar un comentario