Domingo 23 de Septiembre de 2012
25º Domingo Ordinario
San Marcos 9,30-37.
“El que quiere ser el primero, debe hacerse el último
de todos y el servidor de todos”
Estimados hermanas y hermanos, llegue mi saludo cordial a todos ustedes
a través de este medio que busca acercar a las familias a la lectura y
meditación del evangelio dominical. Que este día ustedes se sientan cada vez más
cerca del Señor y de sus seres queridos.
La Palabra que hoy se proclama nos habla de cómo Jesús atraviesa la
Galilea en compañía de sus discípulos. Él les comparte cómo tendrá que sufrir
la pasión, al igual que todos los grandes profetas de Israel; la Buena Noticia
del Reino de Dios será dada a luz con dolores de parto, en medio de la
contradicción y el rechazo de las autoridades de la nación.
El estilo de vida que asume Jesús aún no ha sido asimilado por sus
seguidores, su pensamiento está centrado en quién es el más grande, el más
importante entre ellos. Esta idea se encuentra en total discordancia con el
mensaje del Maestro que anuncia el cambio del mundo a través de la renuncia al
poder asesino, egoísta y excluyente. Por eso, Jesús toma a un niño, ser
totalmente indefenso y sin derechos en aquella sociedad, y se identifica con
él: la suerte de los niños pobres será la misma del Mesías Servidor que cargará
la cruz y sufrirá la muerte para otorgarnos la paz.
En nuestras familias se juega muchas veces el juego de la competitividad
y la violencia, buscando los primeros puestos, esperando ser servidos. Según la
enseñanza de Jesús nadie es más que nadie, todos poseemos la misma dignidad y
merecemos respeto y consideración. Por ello, padres y madres están llamados
enseñar a los hijos la importancia de colaborar en los quehaceres del hogar; la
armonía se construye con el aporte de todos y todas. Cocinar, lavar, cuidar el
orden, respetar los espacios, servir sin esperar a cambio no tiene una
connotación masculina o femenina. Los conflictos cotidianos podrán ser
superados fácilmente cuando todos estemos realmente implicados en la
construcción de nuestra familia. En la medida de nuestras posibilidades podemos
generar cambios en el ejercicio de la autoridad y hacer de nuestro hogar una
semilla del gran campo del Reino de Dios.
Este es el
tiempo oportuno.
Cordialmente, su asesor, P. Freddy Ramírez Bolaños,
cmf.

No hay comentarios:
Publicar un comentario