13º Domingo Ordinario
San Lucas 9,51-62: “Tú vé a anunciar el Reino de Dios”.
Estimados hermanos y hermanas emefecistas, un nuevo domingo nos ofrece
el Señor. Permitámosle a Él que siga transformando nuestra vida en buena
noticia para el mundo.
En el contexto del viaje de Jesús a Jerusalén, el evangelista Lucas nos
presenta tres vocaciones. Dos de estas personas manifiestan su deseo de seguir
al Señor y la otra es llamada por Él mismo. En los tres casos lo que se subraya
son las exigencias de seguir al Maestro. En efecto, ser discípulo del Reino no
nace de una simple iniciativa personal, sino del inmenso amor de Dios que
cuenta con nosotros y nos envía a anunciar su Palabra. La llamada divina se
ofrece desde la libertad personal, y demanda valentía para lanzarse a la
aventura de la vida en contra de los poderes que se oponen al Evangelio. Por
ello, Jesús pide desapego, desprendimiento de los bienes materiales e incluso
disposición para dejar la familia. Lo primero es el Reino de Dios, lo demás
vendrá por añadidura.
Cuántas veces ponemos excusas para seguir al Señor o hacemos alianza con
el sistema, traicionando la vocación recibida. Hoy, con carácter de urgencia,
estamos llamados por Jesús a unirnos en esa marcha por la vida. Como miembros
del MFC no podemos quedarnos quietos ante el dolor de tantas familias y pueblos
que padecen la muerte provocada por el antirreino. Nuestros gestos y nuestras
palabras deben manifestar el amor y la misericordia que el Padre nos ha
ofrecido gratuitamente y sin mérito. Pidámosle al Peregrino de la Vida, a Jesús
de Nazaret, que nos siga llamando y enviando a despertar la esperanza en
nuestras familias. Este es el tiempo oportuno.
Feliz quién ha escuchado la llamada
al pleno seguimiento del Maestro,
feliz porque él, con su mirada,
lo eligió como amigo y compañero.
Feliz el que ha abrazado la pobreza
para llenar de Dios su vida toda,
para servirlo a él con fortaleza,
con gozo y con amor a todas horas.
Feliz el mensajero de verdades
que marcha por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras.
Himno de la Liturgia de las Horas.
Cordialmente, su asesor, P. Freddy Ramírez Bolaños,
cmf.

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