1º Domingo de Adviento - Ciclo B
San Marcos 13, 33-37: “Tengan cuidado y estén
prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento”
Hermanas y
hermanos, inauguramos un nuevo Adviento, tiempo de esperanza y de alegría
renovada en el Señor. Dispongámonos para vivir este tiempo litúrgico llenos de
ilusión y utopía por la segunda venida de Jesús.
El Evangelio de
San Marcos que hoy se nos proclama se encuentra enmarcado en el gran discurso
apocalíptico de Jesús. Su propósito es recordarnos el deber de estar
vigilantes. Así como los servidores cuidan y vigilan la casa hasta la vuelta
del patrón, los cristianos estamos llamados a ser fieles y constantes en el
cumplimiento de nuestros deberes. No debemos dormir ni dejarnos seducir por el
espíritu mundano que se opone a la esperanza. Los cristianos debemos
constituirnos ante la sociedad como lumbreras que indiquen el camino que
conduce al Reino del Mesías. Debemos brillar por nuestra profecía, por nuestro testimonio
comprometido, por nuestro amor apasionado hacia Dios y el prójimo. Debemos estar
vigilantes, con el corazón abierto, firmes en la fe, porque el Señor llegará en
cualquier momento.
En este tiempo
tan especial, que también es preparación a la Navidad, cuidemos el amor
familiar. Que el dinero, las preocupaciones o los vicios no nos roben lo
esencial de estas fechas. Arriesguémonos a dejar rencores, a pedir perdón, a sanar
la fidelidad traicionada. Soñemos el mundo nuevo arraigado en los valores del
Evangelio: un mundo menos frío y egoísta, un mundo más fraternal como lo
querría Jesús.
Comparto con
ustedes la letra de este bello canto para que unidos a María aprendamos a
esperar al Niño que traerá la salvación a la humanidad.
La Virgen sueña caminos, está a la espera;
la Virgen sabe que el niño, está muy cerca.
De Nazaret a Belén hay una senda;
por ella van los que creen, en las promesas.
Los que soñáis y esperáis, la buena nueva,
abrid las puertas al Niño, que está muy cerca.
El Señor, cerca está; él viene con la paz
El Señor cerca está; él trae la verdad.
En estos días del año, el pueblo espera
que venga pronto el Mesías, a nuestra tierra.
En la ciudad de Belén, llama a las puertas,
pregunta en las posadas, y no hay respuesta.
La tarde ya lo sospecha: está alerta.
El sol le dice a la luna, que no se duerma.
A la ciudad de Belén, vendrá una estrella,
vendrá con todo el que quiera, cruzar fronteras.
Los que soñáis y esperáis, la buena nueva,
abrid las puertas al Niño, que está muy cerca.
El Señor, cerca está; él viene con la paz
El Señor cerca está; él trae la verdad.
Este es el
tiempo oportuno.
Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

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