2º Domingo Cuaresma
Lucas 9, 28b-36.
“Este es mi Hijo Amado, escúchenlo”
Estimadas familias, al ritmo de la Cuaresma, avanzamos poco a poco para
vivir con intensidad los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del
Señor. Que este tiempo sea la oportunidad para cambiar actitudes y conductas en
el seno de nuestro hogar.
San Lucas nos cuenta que Jesús, yendo de camino a Jerusalén, hace un pausa
en el camino para orar en lo alto de un monte, acompañado de Pedro, Santiago y
Juan. Jesús va constatando dramáticamente cómo su vida va entrando en la
contradicción de la aceptación entusiasta de las multitudes y la conspiración
de las autoridades corruptas de Israel, que desean acabar con Él.
La oración es para Jesús el retorno a lo primordial de su existencia, a
la relación amorosa con el Padre Misericordioso que le ha enviado a anunciar
buenas noticias a los pobres. En la oración Jesús encuentra la fortaleza
necesaria para no declinar ante las fuerzas de la muerte que le amenazan. Su
oración es encuentro con el Dios que habla en la historia a través de Moisés y
Elías, prototipos de la Alianza y la profecía. Jesús dialoga con los grandes
antepasados de su pueblo y encuentra en ellos el testimonio de una vida fiel y
entregada a la vocación recibida, a pesar de los conflictos.
Sus vestiduras resplandecen de blancura: sale a la luz la gloria de su
persona. Desde la nube que les envuelve una voz dice: “Este es mi Hijo, mi
escogido; escúchenlo”. Hay destellos, atisbos, señales de lo que será la futura
resurrección, donde los que tengan fe podrán ver en el humilde predicador de
Nazaret al Salvador del mundo. A Él debemos escuchar.
En este tiempo cuaresmal nuestras familias están llamadas a
transfigurarse a la luz del evangelio. En medio de las crisis que podamos estar
viviendo debemos estar convencidos, como Jesús, de que el Padre nos ama y de
que Él puede dar sentido a lo que nosotros vemos como un fracaso. La nube de
Dios nos envuelve, nada ni nadie escapa de su densidad. Nuestros seres queridos
y nuestro proyecto de familia no están destinados al fracaso, pues Dios es fiel
a la Alianza. Subamos al “monte a orar” e interceder por nuestra situación,
confiemos y escuchemos al Señor, que pasó por el mar de la tribulación y fue
rescatado de las garras de la muerte. Este es el tiempo oportuno.
Cordialmente, su asesor, P. Freddy Ramírez Bolaños,
cmf.

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