21º
Domingo Ordinario
San
Juan 6,60-69.
“Señor,
¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna”
Estimados hermanos y hermanas
Emefecistas, que este día sea una buena oportunidad para fortalecer el amor
familiar, en el encuentro con el Señor.
Durante estos domingos la
Liturgia de la Palabra se ha centrado en el capítulo 6 del Evangelio de Juan,
en la enseñanza sobre el Pan de Vida. A partir del signo solidario de la
abundancia de pan y de peces, Jesús quiso animar a las multitudes a no quedarse
sólo con el alimento material, sino a comer también aquél alimento que sacia y
da la vida: su Cuerpo, su Sangre.
Para los oyentes esta enseñanza
resultó sumamente dura, pues “comer” el Cuerpo y la Sangre de Jesús es
reconocerle en primer lugar como el Enviado del Padre y aceptar sus valores y
opciones, hacer las obras de Dios, como el alimento de la propia existencia. Comerse
panes y peces es fácil, comerse los ideales y valores del Reino encarnados en
Jesús era algo inaceptable para quienes no habían dado aún el paso de la fe.
En efecto, hermanos y hermanas,
formar una familia puede parecer una cosa fácil. Pero fundar una familia según
los ideales del Reino de Dios es cosa arriesgada, tan arriesgada y dura como
les pareció a los judíos comerse la Carne y la Sangre de Jesús. Vivir el amor y
darlo todo por la felicidad de los demás no es muy halagador para la sociedad
de hoy, que privilegia el éxito personal y el egoísmo por encima del bien de
todos. Sin embargo, como cristianos, hombres y mujeres de fe, sabemos que este
es el camino. Sabemos que sin Jesús y sus ideales la vida se torna gris y sin
sentido. Las palabras de Pedro, “Señor,
¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna”, brotan también de
nuestros labios cuando vemos el caos que hay en el corazón de tanta gente que
se ha alejado de Dios.
Por eso, no demos espacio al
espíritu de este mundo en nuestras familias. Avancemos a contracorriente.
Pongamos fija la mirada en Jesús, asimilemos sus valores, escuchemos su
Palabra, compartamos su Mesa, abracemos la Cruz. Que Jesús no nos diga
“¿También ustedes quieren irse?” Este es el camino certero que nos llevará a la
vida.
Este es el tiempo oportuno.
Cordialmente,
su asesor, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

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