5º Domingo de Pascua
San Juan 15,1-8: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre
es el viñador”.
Queridos hermanos
y hermanas, saludos cordiales, deseándoles paz y unión en sus hogares.
En el evangelio
de San Juan que hoy se proclama, Jesús, a través de una sencilla metáfora tomada
de la agricultura, nos explica qué tipo relación que debe existir entre Él y
nosotros, como sus discípulos seguidores. Ya los profetas del Antiguo
Testamento solían representar al pueblo Israel como una viña plantada y
custodiada por Dios con amor. El Señor retoma esta imagen para recordarnos que
nuestra experiencia de fe siempre debe “dar fruto”, es decir debe estar ligada
siempre a la conversión y a la práctica del amor con el prójimo. Nuestra relación
con Dios es purificadora y nos libera de nuestro egoísmo para llevarnos al
encuentro de la realidad de los demás. Dios “poda” y “arranca” para que
avancemos en nuestra madurez cristiana.
Sin Dios nuestra
vida no prospera. Por ello, Jesús nos invita a estar en comunión constante con
Él para que nos manifestemos ante el mundo como verdaderos discípulos suyos. El
fundamento de nuestra vida está en el Señor, y nada de nuestra vida le es
indiferente. Dios acompaña nuestros pasos, nos tiende su mano en nuestra
necesidad y nos ofrece el bálsamo de la alegría cuando permanecemos en Él.
¿Cómo crecer en
la comunión con Dios en nuestros hogares?
- Abriendo espacios
para el perdón recíproco entre los miembros de la familia. Que nadie se vaya a
descansar sin haberse reconciliado con sus seres queridos.
- Teniendo espacios
de oración común, de meditación de la Palabra y de crecimiento en la fe.
- Participando juntos
en la celebración eucarística.
- Comprometiéndonos
en la práctica de la justicia y la solidaridad en nuestra comunidad.
- Siendo personas
de bien, sin tacha, comprometidos con la transparencia de nuestros trabajos,
estudios y apostolados.
- En definitiva,
actuando conforme al Espíritu de Jesús en todo momento, para gloria de su
Padre.
Permitamos que
Dios toque el alma de nuestra familia y nos una cada vez más a Él. Este es el
tiempo oportuno.
Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.

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